1 libra de frijoles negros.
10 tazas de agua.
3 ajíes o pimentones grandes.
½ taza de aceite de oliva extra virgen.
1 cebolla grande.
4 dientes de ajo.
3 cdtas. de sal.
½ cucharadita de pimienta.
¼ cdta. de orégano.
2 clavos de olor.
2 granos de pimienta dulce.
1 hoja de laurel.
2 cdtas. de azúcar blanca.
2 cdas. de aceitunas picadas finamente.
Lave los frijoles y póngalos a remojar con el agua, un ají sin la semilla picado en dos mitades y la hoja de laurel.
Cuando los frijoles estén hidratados póngalos a cocinar en esa misma agua hasta que se ablanden retirando la espuma cada dos o tres minutos. Si usas olla de presión trata de retirar la espuma antes de cerrar la olla.
Cuando se hayan ablandados los frijoles, destape la olla y manténgalos a fuego bajo.
Sofríe la cebolla en el aceite junto al ajo macerado y antes que estos vegetales se quemen agregue una taza de los frijoles cocinados y muévalos constantemente hasta que se hayan dorado, aplástelos bien y cocine por uno o dos minutos minuto a fuego medio vigilando que no se vayan a sobre cocinar o quemar.
Retire del fuego el sofrito con la cebolla, el ajo y los frijoles, añádale la sal, la azúcar y el resto de las especias y páselo por una licuadora o trituradora junto con el caldo de los frijoles. Licúe bien esa mezcla y regrésela a la olla donde se están cociendo los frijoles y el caldo.
Mantenga el potaje cocinándose a fuego bajo por una hora o hasta que alcance el espesor de su gusto.
Ase mientras tanto los dos ajíes o pimentones restantes, quíteles la piel y pique finamente para agregarlos antes de servir los frijoles, junto a las aceitunas y tres cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
¡A la mesa!